Dispareja


Ella lo seguía unos pasos atrás en silencio mientras admiraba su forma de caminar, el sonido de la armadura componía una melodía harmoniosa que la tranquilizaba y los grandes árboles los cubrían del calor de verano en un sendero natural y élfico que parecía de otro mundo. Le miraba la nuca fijamente, luego la cintura y los pies, con sus tentáculos gordos y pesados intentaba alcanzarlo, pero nunca lo lograba, no se atrevía, así que en acatamiento los arrastraba por la tierra, siempre dejando las puntas mirando hacia el cielo. Estos salían por sus muslos pálidos y se extendían por debajo de su túnica, túnica que ya era más corta de lo normal debido al desgaste y la resignación de que no pasarían desapercibidos, ni siquiera llevando puesto el vestido que usó en su boda Lady Martela.
Niña que acompañaba al lobo acorazado ¿y el qué perseguía? Esto iba más allá, ahora creía, que la deuda que pretendía saldar con su benefactor. Habían sobrevivido muchas tempestades juntos, innumerables batallas, amigos muertos, el choque con Crocuta Maestra General, la competencia en los Altos Jardines, Dioses sacrificados, el asesinato de los hermanos, castillos hirviendo, cielos rasgados. Todo por una causa mayor; a ella no le importaba nada de eso, sabía que no había malos, ninguno de los dos tenía a nadie y la chiquilla solo deseaba seguirlo y él deseaba protegerla, por instinto y reflejo, de otra manera ya la hubiese sacado de toda esta locura, masacre y espiral.

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