Bad Writing
La primera fumada es la más suave, el humo áspero ingresa haciendo un estruendo celeste por la garganta tal cual una estampida estelar y cuando el fruto te golpea la mente uno vuelve a aquel estado febril que llega a parecer nostálgico. Ya venía yo con el motor en el pecho cuando estaba enrolando, los engranajes sonaban a toda potencia, y quería entrar de nuevo a este mundo ansioso y consolador, ajustarme en mi mente buscando una respuesta o solución, empaparme en rumiaciones inútiles , circuitos eternos. Una distracción. Los fenómenos comienzan a manifestarse como depredadores al acecho después de un momento y logro entrever amenazas en la esquina de mi ojo, siempre dándome vuelta y jamás encontrando nada, ni siquiera lo reconfortante de saber que no estaban ahí, ya que la verdad nunca se puede estar seguro si algo estuvo ahí. ¿Qué pasaría si me encuentro con una visión un día de estos?, al doblar hacia la cocina, al salir por una puerta o en un destello en la madrugada cuando me levantaba a prepararme un café. Creo que temería por mi vida primero, y después por todo lo que ello implicaría, por eso jamás veré fantasmas.
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